Un conflicto de larga duración. Minas terrestres y municiones sin explotar. Una insurgencia de Boko Haram que ha desplazado a millones de personas de sus hogares. Todo esto hace que la vida en el noreste de Nigeria sea azarosa.
La “falta de solidaridad mundial”, que incluye el acaparamiento de vacunas por parte de las naciones más ricas, así como la lenta tasa de vacunación, han contribuido a que Indonesia se convierta en el epicentro del brote de COVID-19 en Asia, según la máxima responsable de la ONU en el país.
Durante la semana en la cual la ONU conmemora los Días Internacionales de los Pueblos Indígenas (9 de agosto) y de la Juventud (12 de agosto), conozca cómo los jóvenes indígenas enseñan a los niños y niñas sobre la COVID durante la pandemia.
Son las 5 de la mañana y Ceferina, jornalera agrícola migrante de 30 años de edad, comienza su día en el municipio de Autlán en el sur de Jalisco, México. Ella junto con su familia vive en un albergue al que han accedido por trabajar en los cultivos de hortalizas y caña; ahí comparten parte de sus días, con muchas más familias jornaleras provenientes de diferentes partes del país, principalmente del sur de México.
Un día, hace algunos años, el jefe Egunu Williams acababa de volver a casa de su granja en el sur de Nigeria cuando un hombre de una comunidad cercana llegó pidiendo un préstamo.
La vida era dura para Violeta y su familia en su pequeño pueblo, Kabash, a dos horas de viaje desde la ciudad de Puka. Todo estaba lejos — el dispensario, el hospital, las oficinas administrativas locales. Con lágrimas en los ojos, recuerda el momento en que su pequeña hija se desplomó y apenas recuperó la conciencia, sin que hubiera ningún hospital cercano para atenderla.
Han pasado seis meses desde el golpe militar en Myanmar, donde hay una gran preocupación por el creciente impacto de la crisis que se está profundizando a nivel político, humanitario y de derechos humanos, afectando así a la población del país.
La trata de personas es un delito que despoja a las personas de sus derechos, arruina sus sueños y les roba su dignidad. Los equipos de las Naciones Unidas en el país se unen a la campaña del "Corazón Azul". Una iniciativa que anima a todo el mundo a implicarse: concienciar e inspirar la acción para ayudar a detener la trata de personas y luchar contra su impacto en la sociedad.
“A pesar de los notables avances de Georgia en los últimos años, las personas con discapacidad siguen siendo uno de los grupos más excluidos y marginados de la sociedad”, afirma Anna Chernyshova, jefa en funciones del PNUD en Georgia.