Discapacidad sí, falta de empoderamiento no: Mujeres refugiadas y migrantes reciben impulso de un programa de capacitación en Brasil
No lo adivinarías mirando el edificio desde el exterior. Solo un pequeño edificio de oficinas estándar. Nada extraordinario.
Pero en el interior de las salas de reuniones dentro de los refugios para migrantes en el norte de Brasil, los sueños están ya en gestación.
Una mujer quiere trabajar en el sector de la computación. Otra quiere conseguir un trabajo como ayudante de cocina. El mayor deseo de la tercera es ganar suficiente dinero para pagar la operación de rodilla de su hija.
Los sueños pueden parecer pequeños, pero estas mujeres los cuidan con mucho esmero.
¿Quiénes son las DREAMERS* [soñadoras, literalmente, en español]? Mujeres que huyeron de la violencia y la ruina económica en su país de origen, Venezuela, y buscaron seguridad y trabajo en Brasil, uno de los países y territorios colindantes con su tierrra de origen. Ellas forman parte de un programa de formación profesional patrocinado por las Naciones Unidas (ONU). Por los momentos, la mayoría de las mujeres hablan un portugués, el idioma de Brasil, de forma limitada. Y cada una de las mujeres, con las que hablamos para esta historia, tiene una discapacidad.
“Es difícil para las mujeres refugiadas conseguir trabajo. Es aún más difícil para aquellas con discapacidad”, dice Niky Fabiancic, Coordinadora Residente de la ONU en Brasil. “Estas mujeres han escalado montañas, metafóricamente [hablando], para llegar a donde están”.
La ONU les está dando impulso para que ellas mismas den continuidad a sus respectivos caminos. En los refugios administrados por el gobierno en el estado norteño de Roraima, grupos de 20 mujeres a la vez toman un curso de 80 horas llamado "Empoderando a mujeres refugiadas" [Empowering Women Refugees]. Allí, aprenden sobre la cultura brasileña, el espíritu empresarial, el servicio al cliente, las ventas y las habilidades sociales y emocionales.
El curso es una iniciativa de ONU Mujeres, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR/ ACNUR) y la Red del Pacto Mundial en Brasil, todos unidos en pro de ayudar a las mujeres refugiadas a conseguir trabajo. Además de brindar capacitación vocacional, el proyecto trabaja con asociados del sector privado para identificar vacantes laborales y ubicar a las egresadas en las mismas. El proyecto cuenta con el apoyo de Facebook e Iguatemi, y se asocia con una organización sin fines de lucro de educación inclusiva llamada Turma do Jiló (Jiló o Giló, en español, es un tipo de berenjena verde, popular en partes de Brasil).
Estas mujeres se encuentran entre los más de 600.000 migrantes y refugiados que han llegado desde Venezuela en los últimos años. Alrededor del 40% de ellos todavía están en Brasil, mientras que otros han regresado a casa o se han mudado. Con la ayuda de la "Operación Bienvenida" (Operação Acolhida, en portugués) del gobierno, muchos venezolanos desplazados están obteniendo alimentos, refugio, atención médica y la oportunidad de una nueva vida en Brasil. Hasta ahora, el gobierno ha ayudado a 43.000 venezolanos a establecerse en municipios de todo el país. Más de uno de cada cuatro de ellos son mujeres.
Los cursos de formación vocacional se llevan a cabo en lugares con acceso para sillas de ruedas. Hay intérpretes de lenguaje de señas disponibles. No todos los estudiantes tienen discapacidades. Algunos tienen familiares con discapacidades. Algunos tienen más de 50 años. Algunos son los únicos proveedores de su familia. Algunos son LGBTI.
“Empoderando a las mujeres refugiadas incluye a las mujeres con discapacidad en el mercado laboral”, dice Niky Fabiancic de la ONU. “Esto no es solo un acto de caridad. Esto es parte del compromiso de la ONU de no dejar a nadie atrás. Somos un solo mundo. Somos un solo pueblo. Y estamos mejor por las contribuciones de las mujeres con discapacidad”.
La iniciativa Pana** (fase Tapanã en portugués) incluye a las mujeres con discapacidades en el mercado laboral”, dice Niky Fabiancic en nombre de la ONU. “Esto no es un simple acto de caridad. Esto es parte del compromiso de las Naciones Unidas de No Dejar a Nadie Atrás. Somos un solo mundo. Somos un solo pueblo. Y todos somos beneficiarios [todos estamos mejor] gracias a las contribuciones de las mujeres con discapacidad”.
Escrito por Lucas Novaes Ferreira, ONU Brasil, con el apoyo editorial de Paul Vandecarr, Oficina de Coordinación del Desarrollo. Para conocer más sobre el trabajo que se desarrolla en el país visite: https://brasil.un.org/pt-br.
(*) DREAMS o Iniciativa DREAMS (mujeres decididas, resilientes, empoderadas, libres de SIDA, asesoradas y seguras).
(**) El nombre del programa Pana está inspirado en la palabra venezolana “pana” que significa “amigo”, y que refleja el espíritu de asociación que se busca promover entre los refugiados y migrantes y sus comunidades de acogida.