Una vida de aprendizaje y acción: Reflexiones sobre una carrera en—y una jubilación de—las Naciones Unidas
Munyaradzi Chenje es actualmente el Director Regional que dirige la Oficina de Naciones Unidas de Coordinación del Desarrollo para África. Establecida en Addis Abeba (Etiopía), esta oficina regional apoya la labor de 53 coordinadores residentes de las Naciones Unidas y sus equipos en 54 países de África en pro de acelerar el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El autor reflexiona sobre sus 30 años de carrera antes de su jubilación anticipada en julio de 2021.
¡Doscientos cincuenta meses!
Mi servicio a tiempo completo en las Naciones Unidas suma 20 años y 10 meses a finales de este mes—julio de 2021. Estos 250 meses representan toda una vida de aprendizaje, pasión, servicio y amistades.
Para mí, trabajar para las Naciones Unidas no es sólo un trabajo—ha sido mi llamado vocacional. El compromiso de las Naciones Unidas con generar un impacto positivo me ha retado constantemente a dar lo mejor de mí.
He aprendido de científicos y profesionales brillantes. También he aprendido de muchas personas a nivel comunitario y de base.
Ha sido un honor y un privilegio servir con mujeres y hombres de todos los rincones del mundo y de culturas muy diversas, y junto a tantos colegas con talento y experiencia–Coordinadores Residentes y miembros de los equipos de las Naciones Unidas en los países, directores regionales; y colegas y pasantes de la ONU.
Apoyar a los Estados miembros de la ONU en su acción colectiva frente a los retos mundiales con enormes repercusiones nacionales es gratificante. El trabajo es en ocasiones extenso, arduo, displicente y frustrante, pero las dificultades merecen la pena por la oportunidad de presenciar y participar en acciones históricas como “El Futuro Que Queremos” y la Agenda 2030.
Trabajar para la ONU es un privilegio, y mi mayor honor fue ser nombrado por el Secretario General como director regional-fundador de la Oficina de las Naciones Unidas de Coordinación del Desarrollo (UN Development Coordination Office, UNDCO, en inglés) para África. ¡No todos los días ni todos los años la ONU establece una nueva oficina!
Animo a todos los que trabajamos en la ONU a que nos tomemos cada día de trabajo como un privilegio. Cada día tenemos la oportunidad de contribuir a un cambio positivo en el mundo a través de esta organización.
Centrarse en la integración
Al reflexionar sobre mis dos décadas al servicio de las Naciones Unidas, me doy cuenta de que el hilo conductor de mi trabajo ha sido la integración, abordando las interrelaciones de las cuestiones sociales, económicas y medioambientales fundamentales para el bienestar humano actual y de todas las generaciones.
En los 18 años que trabajé en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, coordiné el trabajo de evaluación y presentación de informes ambientales a nivel regional y mundial; apoyé las consultas de la Segunda Comisión de la Asamblea General sobre cuestiones de desarrollo sostenible; y apoyé la aplicación integrada de la Agenda 2030 y los ODS a través de sus oficinas regionales.
Al trabajar en cuatro evaluaciones medioambientales mundiales y en unas diez regionales, estuve expuesto a diversos puntos de vista e intereses. Llegué a comprender que la ciencia y la política son interdependientes. La política necesita de la ciencia para basarse en la realidad observable, no solo en los deseos. La ciencia necesita de la política para no ser meramente teórica.
El consenso puede ser frustrantemente lento, incluso glacial. Por ejemplo, se necesitaron casi tres décadas para que el desarrollo sostenible fuera adoptado universalmente. Con sus raíces en el discurso medioambiental, el desarrollo sostenible se percibía a menudo como una agenda medioambiental para limitar el desarrollo económico. Desde entonces, el mundo ha aceptado que la integración de las tres dimensiones del desarrollo sostenible —social, económica y medioambiental— es central para la transformación, para no dejar a nadie atrás.
Escuchar a las personas
En enero de 2020, visité la comunidad de Fabidji, en Níger, la cual refuerza la cohesión social entre agricultores y pastores de las regiones de Dosso y Maradi. Las mujeres que participan en este proyecto apoyado por el Fondo para la Consolidación de la Paz—-ejecutado por ONU Mujeres y la FAO—estaban entusiasmadas por hablar de sus experiencias.
El proyecto ayudó a formar a las mujeres como mediadoras de conflictos; y creó clubes de Dimitra o grupos de diálogo, lo que permitió la participación efectiva de las mujeres. El papel de las mujeres como gestoras de las comisiones de la tierra es cada vez más aceptado. Los derechos de herencia de las mujeres también se reconocen cada vez más en las comunidades.
Durante la visita realizada en enero de 2020 al trabajo sobre el terreno, algunas de las mujeres mediadoras de conflictos nos hablaron con entusiasmo de su éxito, de los impactos positivos entre las comunidades y de la necesidad de un apoyo continuo de la ONU.
Su expectativa es que la ONU cumpla y las lleve a su destino—una vida mejor. En la ONU debemos escuchar a estas mujeres, y a todas las demás “más rezagadas”.
Reflexiones sobre el trabajo futuro
La COVID-19 ha enseñado algunas lecciones difíciles, y debemos aprenderlas: Estamos en un único mundo. Estamos todos juntos en esto. Todos somos vecinos en este mundo, más allá de las fronteras, nacionales y de otra categoría.
El compromiso a todos los niveles es no dejar a nadie atrás en esa transformación, adoptando medidas integradas sobre cuestiones y oportunidades sociales, económicas y medioambientales.
La respuesta de todo el sistema de las Naciones Unidas a la COVID-19 es una oportunidad para acelerar la aplicación de la Agenda 2030 y la visión de la Unión Africana—la Agenda 2063.
Estas dos agendas se refieren simultáneamente a nuestro momento presente y a nuestro futuro a largo plazo. Debemos tener presentes estos dos marcos temporales en nuestro trabajo diario.
Estas agendas nos llaman a nosotros a que actuemos ahora con valentía para resolver la crisis de la COVID-19, y para sentar las bases de un futuro más próspero y justo.
La gente quiere su pan de cada día hoy—no mañana, ni el año que viene, ni mucho menos en 2030 o 2063. Así es como debe ser. Y sin embargo, la visión a largo plazo es crucial.
Se trata de una paradoja, pero su resolución puede estar más cerca de lo que parece: Para conseguir el apoyo de los pueblos del mundo hoy, y lograr la transformación mañana, una cosa está clara: debemos cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible todos los días.
Ese es nuestro reto. Y, como empleados de la ONU, es nuestro inmenso privilegio. Estoy agradecido por haber tenido este privilegio durante los últimos 250 meses, y por haberlo compartido con tantos colegas dedicados y solidarios.
Para saber más sobre la Oficina de Coordinación del Desarrollo en África y sus logros recientes, lea el informe anual de resultados 2020-2021 de la oficina regional.
Este informe presenta cómo el equipo de la Oficina de Coordinación del Desarrollo en África ha reforzado la coordinación del sistema de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas en toda África durante el período que abarca el informe, entre agosto de 2020 y julio de 2021, en apoyo de 53 Coordinadores Residentes, Oficinas de Coordinadores Residentes y equipos de las Naciones Unidas en los países, en pro de la prestación de servicios sobre el terreno a nivel nacional.
También se destaca cómo las entidades regionales de las Naciones Unidas trabajaron estrechamente en el marco de la Plataforma de Colaboración Regional de África para fortalecer la capacidad de los Coordinadores Residentes (CR) y los equipos de las Naciones Unidas en los países en todo el continente, al tiempo que se subraya el papel de la Oficina de Coordinación del Desarrollo en la coordinación regional del sistema de las Naciones Unidas para el desarrollo sostenible con el fin de poner un enfoque colectivo en la obtención de resultados.