En marzo de 2020, el Gobierno de Panamá anunció restricciones de movimiento para contener la propagación de la COVID-19. Las primeras semanas de bloqueo fueron de incertidumbre, afirma Venus Tejada, presidenta de la Asociación Panameña de Personas Trans.
En este año de incertidumbre, una cosa nos ha mantenido a todos conectados: las palabras. Escuchar las voces de seres queridos que se encuentran lejos, compartir información que salva vidas e historias de afirmación de la vida, las palabras han ayudado a las comunidades a mantenerse unidas, a los niños y niñas a educarse, a los colegas a mantenerse comprometidos unos con los otros y a las personas a estar a salvo. Estamos orgullosos de que nuestras palabras ayuden a mantener a las personas conectadas.
Dorys Yessenia Reyna, de 41 años, es profesora de secundaria, madre, empresaria y líder religiosa. Está comprometida con el apoyo a las mujeres y niñas que sufren violencia en sus vidas y hogares. Por desgracia, ella tiene su propia experiencia en este ámbito.
La ciudad de Kodok se encuentra en la orilla occidental del Nilo, en el norte de Sudán del Sur. No se puede llegar por carretera y no hay vuelos comerciales que vayan allí. Eso significa que la ayuda exterior es difícil de conseguir.
Haryati Jonet, conocida como Yatie, ha consumido drogas desde que era adolescente. A los 15 años la echaron de su casa. Embarazada y sola, empezó a consumir drogas.
Los equipos de las Naciones Unidas en los países siguen esforzándose por proporcionar a las autoridades locales y nacionales de todo el mundo apoyo en la lucha contra la COVID-19. Hoy destacamos algunos de esos esfuerzos.
Eres dependiente de tu marido, de tus padres, de tu tío o de otras personas. Puede que ellos muestren algo de amabilidad, pero a menudo la misma va acompañada de desprecio. Te ven como una carga. Descargan su frustración y su ira en ti. No te envían a la escuela, porque dicen que no vale la pena. Utilizan nombres crueles para hablar de ti. No te alimentan lo suficiente. Te pegan. Cuando se trata de ti, ellos pueden salirse con la suya.
La vendedora ambulante Nereide Fernandes, de 49 años, vio su vida fuertemente afectada por la pandemia de COVID-19, al igual que una parte importante de la población brasileña. Viviendo en São Paulo, Fernandes perdió su trabajo y tuvo dificultades para cuidar de su hija Melissa, de 2 años, que tiene síndrome de Down.
“Mi función principal es enseñar e investigar, y ambas [tareas] son muy importantes, pero algo dentro de mí me decía que tenía que hacer algo más. Y entonces descubrí el pasung”, explica la Dra. Heni. Una impactante experiencia en los primeros años de su vida despertó su interés por la salud mental y la inspiró a tomar acción más allá.
“El agua para mí es todo, hoy en día realmente la necesito, me equilibra, la necesito observar y estar siempre en contacto con ciudades que tengan agua, y a su vez me moviliza y cada vez me causa mayor sufrimiento verla contaminada, de ahí nace mi motivación para hacerme cargo de esta problemática que es de todos”, explica Yago.