Los equipos de las Naciones Unidas en el país siguen prestando apoyo médico, logístico y socioeconómico a las autoridades locales, coordinando los recursos para responder a la crisis de la COVID-19. Gracias a una mayor coordinación, estos equipos están movilizando a los asociados locales, regionales y mundiales para proporcionar suministros médicos que salvan vidas a las comunidades vulnerables, combatir la desinformación sobre la eficacia de las vacunas y garantizar una distribución equitativa de las mismas a través del mecanismo COVAX.
La desigualdad de género perjudica a mujeres y niñas e impide el desarrollo de sociedades enteras. Cuando las mujeres son libres, iguales y empoderadas, son más felices y saludables individualmente y contribuyen más a la vida de sus familias, comunidades y países.
Los yemeníes están viviendo actualmente la mayor crisis humanitaria del mundo, un desastre agravado por el impacto de la pandemia de COVID-19 y por la grave crisis económica. Dos tercios de los yemeníes necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir. Más de 16 millones de personas pasarán hambre este año.
Si bien la perspectiva de las vacunas en 2021 brinda esperanza para derrotar a este virus, el mensaje del Secretario General de la ONU, António Guterres, de que "no hay panacea en una pandemia" es claro. Las sólidas medidas de salud pública, centradas en los pasos científicamente probados que previenen la propagación de COVID-19, siguen siendo la respuesta más práctica. Hay que reconocer que China ha dado un buen ejemplo al adoptar este enfoque, como he visto de primera mano.
Ante la pandemia, la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) en Panamá ha elaborado este documento para recopilar y condensar las principales acciones y lecciones aprendidas de la respuesta nacional y las estrategias de cooperación técnica desplegadas durante este año pandémico en el país.
Cuando el implacable conflicto de Yemen llegó a la ciudad de Taizz, Ashwaq vio cómo su vecindario se desmoronaba. En medio de los bombardeos, su casa se incendió. Ella, su esposo y sus cuatro hijos—incluido un hijo que es paralítico—huyeron para salvar sus vidas.
Nos enfrentamos a una pandemia devastadora, a niveles nunca antes vistos de calentamiento global, a nuevas cotas de degradación ecológica y a nuevos reveses en nuestra labor en pos de los objetivos mundiales de un desarrollo más equitativo, inclusivo y sostenible.
Para los 16 días de activismo contra la violencia de género, el llamado de la ONU a “pintar el mundo de naranja” se acompaña de la reivindicación urgente de “financiar, responder, prevenir y recopilar”, es decir, subsanar las brechas de financiación, asegurar servicios esenciales para las sobrevivientes de la violencia, y centrarse en la prevención y en la recopilación de los datos que necesitamos para adaptar y mejorar los servicios que salvan vidas de mujeres y niñas. Este año les pasamos el micrófono a ellas para escuchar sus relatos.
En medio de una pandemia mundial, encontramos a mujeres en la primera línea en todas partes, como jefas de gobierno, legislatura, trabajadoras de la salud, líderes comunitarias y más. ONU Mujeres presenta cinco ejemplos.