Guatemala está reescribiendo las reglas del desarrollo inclusivo
120 organizaciones de la sociedad civil.
50% lideradas por indígenas y autoridades ancestrales.
80% de aumento en la participación.
Así es como Guatemala está redefiniendo la manera en la que se toman las decisiones acerca del desarrollo y quiénes las toman.
Mediante la preparación de su Examen Nacional Voluntario (ENV) 2025, Guatemala demostró un nivel de participación cívica sin precedentes. No son solo cifras, sino el reflejo de un cambio fundamental: el desarrollo construido con las comunidades, no solo para las comunidades.
El ENV forma parte del compromiso de cada país con el Foro Político de Alto Nivel sobre el desarrollo sostenible (FPAN), la plataforma global donde las naciones informan sobre sus progresos hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Aquí es donde los gobiernos hacen un balance de lo que está funcionando, donde aún hay brechas y cómo cumplir la promesa colectiva de no dejar a nadie atrás.
Muy a menudo, estas evaluaciones son técnicas y verticales, pero el enfoque de Guatemala es diferente.
«Lo que estamos viendo es un cambio real hacia la responsabilidad compartida de los ODS» —dijo el Coordinador Residente de la ONU, Miguel Barreto. «No se trata solo de escuchar, sino de construir el desarrollo con la gente y no para ellos».
El detrás de escenas, el papel de la ONU en la coordinación
Esta transformación tuvo el respaldo de la ONU. Bajo el liderazgo del Coordinador Residente (CR), el Equipo de las Naciones Unidas en el País (ECNU) contribuyó a elaborar alianzas estratégicas, asegurar reuniones inclusivas y dirigir el apoyo hacia los objetivos nacionales.
Solo en el 2024 , el ECNU llevó a cabo 190 iniciativas de desarrollo con el respaldo de 212,8 millones de dólares de inversión, cada iniciativa estaba relacionada con las prioridades locales y la Agenda 2030.
Sin embargo, el impacto real no está en los números, sino en la transformación de vidas.
Del conocimiento local a un cambio nacional
Los esfuerzos de la ONU por construir alianzas se vivencian en historias como la de Manuela.
Manuela, una mujer indígena de Quiché, vive en el altiplano occidental de Guatemala, una región rica en tradiciones, pero históricamente desatendida en salud, nutrición y educación. Como muchas mujeres de su comunidad, se ha enfrentado a barreras profundamente arraigadas. Su transformación empezó cuando se unió a un programa de capacitación del Modelo de Ambientes Saludables en su comunidad, una propuesta interagencial coordinada por la oficina del CR] con el respaldo de la Unión Europea y llevada a cabo por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Mediante esta capacitación culturalmente relevante, orientada para la comunidad y dictada en su lengua nativa, K’iche’, Manuela aprendió acerca de la higiene, de la nutrición mediante el uso de productos locales y de la prevención de enfermedades infantiles. Al participar en el programa, ella ganó conocimiento, confianza y las herramientas para liderar.
Hoy, visita familias con niños de corta edad, promueve la lactancia materna exclusiva y brinda apoyo a brigadas integrales de salud. Su labor ha mejorado los hábitos de higiene y nutrición en su comunidad demostrando que el cambio sostenible empieza en el ámbito local, de una persona a otra y hasta abarcar toda la comunidad.
Estas fueron las palabras de Manuela: «Pensaba que no tenía nada que enseñar, pero ahora sé que lo que aprendo puede salvarle la vida a un niño y eso me da la fuerza para seguir».
Este tipo de liderazgo comunitario tiene un efecto dominó. Entre el 2014 y el 2022, Guatemala redujo la tasa de mortalidad de menores de cinco años en un 2,4 por ciento y de la misma forma, las tasas de mortalidad materna y neonatal y de la fecundidad adolescente disminuyeron. Estos son los frutos de haber invertido en alianzas impulsadas por personas.
El Modelo de Ambientes Saludables ya llegó a los 22 departamentos de Guatemala gracias al respaldo de la Unión Europea. Su impacto tiene un gran alcance: la rehabilitación de los centros de salud, herramientas digitales para monitorear la salud, escuelas de campo, huertos familiares y protocolos para la respuesta del gobierno ante la desnutrición.
Sector privado, de donante a actor en el desarrollo
El sector privado también es parte de la transformación de Guatemala, no solo porque aporta dinero, sino porque cocrea impacto. En el 2024, la ONU junto al Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), la federación más importante del sector privado en Guatemala, realizaron un mapeo, que arrojó 110 iniciativas sociales del sector privado. Dichas iniciativas beneficiaron a más de 165 000 personas, movilizaron 35 millones de dólares en inversiones y abarcaron sectores como la educación, la nutrición y la capacitación técnica. Mediante la incorporación de impacto social en sus modelos de negocio, estos se están convirtiendo en socios esenciales en el avance del desarrollo sostenible.
Del mismo modo, la Iniciativa Conectando Empresas (CBi) ayudó a que las compañías se preparen para emergencias nacionales. El CACIF y el Centro para la Acción de la Responsabilidad Social Empresarial en Guatemala (CentraRSE), una red líder que promueve los negocios responsables, se unieron a la red de CBi para la creación de protocolos conjuntos que aborden la resiliencia ante los desastres y la continuidad de negocios. Esta colaboración posiciona al sector privado como el primero en responder ante las crisis y como un actor en el desarrollo a largo plazo.
«El sector privado en Guatemala crece, no solo en recursos, sino en visión» —dijo el Coordinador Residente, Miguel Barreto. «Nos está ayudando a pasar de tener respuestas divididas a soluciones integradas y expandibles que benefician a comunidades enteras».
En el FPAN no solo se informa cerca del progreso, sino se muestra cómo se construye
Guatemala se prepara para presentar su ENV en el Foro Político de Alto Nivel 2025 y no solo mostrará los resultados, sino cómo se da el progreso, desde reuniones inclusivas y liderazgo comunitario a una ejecución coordinada entre sectores.
En el corazón de todo esto está el ODS 17, Alianzas para lograr los objetivos, ya que se usa como estrategia para que todos los ODS progresen. «Un solo actor no puede resolver los desafíos a los que nos enfrentamos»—dijo el CR Barreto. «Cuando los gobiernos, la sociedad civil, los líderes indígenas y el sector privado trabajan juntos, creamos ese tipo de impulso que hace que los ODS sean reales en las vidas de las personas».
En el Foro Político de Alto Nivel de este año, Guatemala no solo informa progreso, sino muestra cómo se construye ese progreso. Una alianza por vez.
Para conocer más sobre el trabajo de la ONU en Guatemala, visite guatemala.un.org.